Cuentos cortos clásicos. Cuentos infantiles para niños, de princesas y de hadas. Cuentos asombrosos y cuentos de terror. Cuentos de amor, locura y muerte.
Lo conocí hace algunos años, y fue como un extraño momento de cercanía al cielo. Nunca olvidare ese tranquilo y doloroso día de diciembre, que ha quedado grabado en mi memoria como pintura pre-histórica en la cueva de Altamira.
El hombre pisó algo blanduzco, y enseguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse con un juramento vio una yararacusú que arrollada sobre sí misma, esperaba otro ataque.
Había una vez en una colmena una abeja que no quería trabajar, es decir, recorría los árboles uno por uno para tomar el jugo de las flores; pero en vez de conservarlo para convertirlo en miel, se lo tomaba del todo.
Había una vez un hombre que vivía en Buenos Aires, y estaba muy contento porque era un hombre sano y trabajador. Pero un día se enfermó, y los médicos le dijeron que solamente yéndose al campo podría curarse.
Resulta que hay pocas cosas más terribles que encontrar en el mar un buque abandonado. Si de día el peligro es menor, de noche no se ven ni hay advertencia posible: el choque se lleva a uno y otro.
Érase una vez, un inglés llamado Quatermain, que trabajaba como explorador en el sur de África. Cierto día llegaron a su vivienda unos ingleses que se dieron a conocer como el Barón Sir Henry Curtis y el Capitán John Good, de la marina inglesa.
Érase una vez, Tom Sawyer y su amigo Huck, a los que tía Polly envió a Arkansas de vacaciones con tío Silas. Por el camino, Tom le contó a Huck la historia de su tío. Un cuento infantil de Mark Twain